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miércoles, 22 de marzo de 2017

Taboo (serie) Regreso a El corazón en tinieblas

«Gran equipo conformado por Hardy y Knight, se les une un elenco de estupendos secundarios gracias a los cuales, un contexto que daba para poco más que para un melodrama bélico de época, es transformado en uno de los ejemplos narrativos de acción histórica  bien trazados que hemos visto, no sólo en el mercado televisivo, sino en cualquier obra cinematográfica actual, con un tratamiento lumínico y localizaciones que siempre nos recordarán al ambiente opresivo de Apocalypse Now».

El personaje de James Delaney (Tom Hardy) pasó "perdido" 10 años en África.
A, mientras el imperio británico recuperaba toda su artillería, tras la caída de Napoleón, para enfrentarse con exclusividad a los Estados Unidos en el ocaso —pero también la etapa más sanguinaria— de la Guerra de 1812, la East India Company se esforzaba por zanjar la otra batalla que disputaba Inglaterra en ese momento: la batalla geográfica. Stuart Strange, socapa de la lealtad al Rey —un esperpéntico príncipe regente que sería pronto proclamado Jorge IV— y para evitar en la medida de lo posible la pérdida de territorio canadiense, logra que la Corona fije como máximo enemigo a James; de esta manera puede arrebatarle ese monopolio tan suculento que aguarda en Nutka y concederle a Gran Bretaña la victoria de Vancouver. Por su parte, el gobierno estadounidense también situó espías en posiciones estratégicas con la intención de adelantarse a la ofensiva enemiga. Unos espías, bajo las órdenes de un enigmático Carlsbad, que pronto empezaron a sospechar del propio protagonista, haciendo de éste el centro de todas las disputas. 


Knight plantea un pleonasmo de siniestralidad atmosférica para el cual hace uso de un contexto histórico y bélico donde la tenebrosidad se da por supuesta, tanto en los rostros
mortecinos de los hombres, que por posición social, por condición médica o por traición quedaron alejados del campo de batalla, como de las mujeres, quienes enterraron, por cada hijo o marido llamado a filas, un ataúd vacío, por el despiadado peso del azar y la funesta estadística del combatiente, con más temor por el posible reencuentro con un fantasma devuelto con desagrado a la vida, que por recibir la luctuosa noticia con la que cerrar un período de angustiosa y constante expectación. Por si toda esta miseria no fuera suficiente para oscurecer la imagen de decadencia y languidez, el creador de la serie ennegrece cada fotograma con la ceniza cabalística de las ceremonias vudús donde la sangre del cerdo, o la del cordero, es sustituida sin vacilación por los humores humanos que tiñen con letra escarlata los contratos escritos sobre los tiznados cuerpos de esos peones que, escapando de una violenta guerra reglamentada, se encontraron en un infierno ingobernable donde un hombre, equiparado en encanto, maldad, ingenio e invulnerabilidad al propio Mefistófeles, se pasea impartiendo la justicia que cree más conveniente mientras crea alianzas con las que derrocar al gran enemigo del pueblo, inmune a chantajes, extorsiones, agresiones y torturas, tan resolutivo como obstinado. Con Brace como brazo izquierdo, honesto, servicial y de apoyo incuestionable, y Zilpha motivando su empresa desde el lado emocional, más próximo al corazón que al cerebro, aparecen Atticus y Lorna; el primero para posicionarse en el lado derecho del héroe, el ejecutor, aportando músculo y logística a una misión suicida.


Helga von Hinten (Franka Potente)
Lorna es la tercera mujer conocida de Horace, junto a la madre de James y la madre de Zilpha. Su aparición se justificó por el simple interés económico, al reclamar la parte de la herencia que, como viuda oficial del difunto, le correspondía por ley. Sin embargo, con el paso del tiempo, James y ella entablaron un vínculo afectivo, puede que fortalecido por esa conexión materno-filial que les unió de manera muy accidental, y entre ambos formaron un equipo de incuestionable efectividad. Además, el personaje a quien da vida un asombroso Tom Hardy en una de sus ya habituales actuaciones de genio, logrará hallar secuaces en los dos principales bandos que, enfrentados de forma inexorable, encuentran en la insólita figura de James un enemigo común a quien odiar y, al mismo tiempo, a quien proteger como el mayor de sus tesoros por el bien de sus propios intereses. Con un sagaz movimiento testamentario, el protagonista se asegura de que, aun con irrefrenable aversión hacia su persona, ambos bandos se vean en la obligación de velar por su vida. Esto le garantiza una cláusula de inmortalidad mientras continúa con su estrategia para poner punto final al reinado del terror con el que La Compañía se ha apoderado del poder ejecutivo de Gran Bretaña e Irlanda.

Al soberbio equipo conformado por Hardy y Knight, quienes ya demostraron su solvencia trabajando de forma conjunta en la fantástica Locke (2013), se les une un elenco de magníficos secundarios gracias a los cuales, un contexto que daba para poco más que para un melodrama bélico de época, es transformado en uno de los ejemplos narrativos de acción histórica más sorprendentes y bien trazados que hemos visto, no sólo en el mercado televisivo, sino en cualquier obra cinematográfica del nuevo milenio.

(Edward Hogg) es el escribano de la Compañía de Indias
Titulo original: Taboo (TV Series)
Año: 2017

País: Reino Unido 
Directores: Steven Knight (Creator), Kristoffer Nyholm, Anders Engström
Guión: Steven Knight, Tom Hardy, Chips Hardy
Fotografía: Mark Patten
Reparto: Tom Hardy, Oona Chaplin, Leo Bill, David Hayman, Michael Kelly, Jonathan Pryce
Productora: Hardy, Son, Baker / Scott Free



miércoles, 10 de febrero de 2016

The Knick (Temporada 2 en un impás)

The Knick

En búsqueda de una nueva temporada.


La segunda temporada de The Knick empieza mal. Tanto que casi da miedo, porque hace pensar que la burbuja se ha reventado y todos los logros que el trío creadores/director logró en la primera eran un espejismo. La carta que Lucy escribe para Thackery y que nos pone al día de todo lo que pasado entre temporadas o que el buen doctor sea sometido a una brutal sesión de desintoxicación que se resuelve en medio episodio son cosas que podríamos encontrar en una serie distinta y peor a este fascinante drama médico, que padecía casi todas las mejores alergias posibles, aquellas que apelaban a lo obvio, a lo fácil de seguir por el espectador y a lo explícitamente subrayado. Tardó el asunto un par de episodios en encarrilarse, pero The Knick volvió a ser su mejor versión antes de llegar al ecuador de la temporada, cuando los personajes actuaban en consecuencia con sus acciones y su lugar en la sociedad, y cuando la casi frenética energía que los ayuda a seguir hacia delante en la vida era lo que dominaba cada segundo de metraje, y ninguna cosa más. Aunque nunca superior a la primera tanda, para cuando termina esta temporada volvemos a estar de nuevo en el terreno de la calidad, del contenido de alto nivel.


Y es que Jack Amiel y Michael Begler han elegido, como buenos artistas comprometidos con la causa, el camino menos sencillo. La continuación de las tramas ha venido acompañada de una imprevisibilidad que nos ha cogido por sorpresa. El protagonismo de Henry Robertson, la vuelta de Abby a la vida de John o la evolución corrupta del personaje de Lucy eran difíciles de anticipar, pero habiéndolo visto ya todo, era la mejor opción para no encallarse. En lugar de aprovechar lo mucho que ya habían plantado en la temporada anterior, los guionistas confían en la máxima de sacar provecho de todo lo posible en una historia y usan estas diez entregas para avanzar no solo en el mundo de la medicina sino también en una sociedad en constante estado de cambio. The Knick usa con sabiduría el escenario de un hospital para hacer una crónica de mayor escala, y pasea su ingrávida cámara por bares, hogares, barrios, clubs y habitaciones de señores de negocios, estableciendo juegos con distintos grados de intimidad que demuestran que en el fondo todos están siempre aspirando a algo mejor.
Con su toque maestro para la coralidad, los responsables ponen a existir a su amplio grupo de personajes en medio de una Nueva York que recibe inmigrantes, enfermedades y avances científicos con el mismo grado de indiferencia. Tras las cámaras hay un equipo que ofrece lo mejor que tiene –esos decorados que respiran autenticidad– y que por eso son capaces de conjurar una magia que desprecia cualquier atisbo de falsedad en pos solo de lo más adecuado para cada situación y momento. Las escenas no se parecen ni tienen por qué, no hay nada de manso o formulaico en el desarrollo de las subtramas, y la opción elegida para ir poniendo los distintos colofones aquí o allí es la más consecuente, sea ésta buena o mala para nuestros personajes favoritos (que Everett Gallinger sea uno de los grandes triunfadores de la temporada es la mejor prueba de esto). No se ensalzan posturas ni hacen regalos a la audiencia, solo existe la voluntad de entretener y ahondar con talento e inventiva en ese corazón de las tinieblas que acaba constituyendo el mundo de este drama.


The Knick

«Ojalá veamos una tercera entrega de esta grandiosa creación, verdaderamente única en su especie, y que nos ha dejado clamando por más y más».


En esta temporada asistiremos a multitud de momentos memorables, una catarata de maravillas que siempre están ancladas en el aspecto médico de la historia pero que de ahí es capaz de despegar en muchas direcciones. El uso de anticonceptivos, las operaciones para encoger tumores, la búsqueda de una cura para la sífilis, los orígenes médicos de la adicción o la eugenesia como teoría. Todo esto y mucho más en unos capítulos que se pasan volando y cuyo ritmo hecho de decisiones temerarias se contagia a un espectador que no puede sino esperar el siguiente vuelco de la trama, enganchado a unos giros de guion nunca enfatizados en exceso. Es el trabajo de orfebre de gente con una seguridad en sí mismos digna de admiración. Y si puede que se caiga en alguna obviedad desde el libreto (esa idea repetida de que cada médico del hospital inventa algún método o procedimiento nuevo), la carencia queda más que suplida por la apuesta visual del grandioso Steven Soderbergh, recordemos director/cinematógrafo/operador de cámara/montador. El trabajo del oscarizado cineasta es una de las grandes bazas de la serie, y ayuda a engrandecer un material de partida ya bastante bueno, amén de su magnífica mano con los actores. Aunque por el propio peso de su nombre la estrella de The Knick es un Clive Owen brillante, ninguno de los miembros del elenco está menos que estupendo, ya que el director los filma de una manera única y particular, que se asegura tanto de que estén bien como de que la toma sea interesante.


Planos secuencia con coreografías de lo más trabajadas, movimientos de cámara cargados de intención dramática (esa conversación entre Barrow y Ping Wu con la cámara centrándose solo en el dinero que el último tiene en las manos) y una política de montaje que ahorra cualquier tipo de peso muerto son algunas de las mejores cosas que aporta Soderbergh desde su posición, además de haber traído a este ya de por sí interesante universo al músico Cliff Martínez, cuyo trabajo cuanto más anacrónico es más fascinante resulta (el momento cumbre de su partitura viene en el montaje paralelo del baile de parejas en plena fiesta para recaudar fondos a cámara lenta y Gallinger manipulando los botes de medicamento), lo que demuestra que la mejor combinación posible de elementos técnicos y artísticos distintos puede dar un Todo cohesionado que no tenga tacha, un momento de auténtica gloria audiovisual. 

The Knick es toda esta colección de escenas que van una detrás de otra con un férreo orden que marca el interés y que nunca es cuestionado por la audiencia. Ante ella estamos hipnotizados, el metraje nunca pesa y las diversas ocurrencias de sus personajes nos divierten y sorprenden a partes iguales. Sin dejar de ser serio, y sabiendo que lo tratado es grave, el humor negro de la serie (el homenaje a Alfred Hitchcock con bebida envenenada, el doctor que examina vaginas a través del olfato) permite que nos relajemos un poco ante el nivel de intensidad que llega a alcanzar lo contado. Y que tiene su cénit en la operación en primera persona que cierra la temporada, que cuesta ver sin apartar la vista y que demuestra, una vez más, que las mentes creativas tras esta historia no hacen concesión alguna. Respecto al final en sí, que cierra tramas y deja puertas abiertas, la continuidad de la serie es ahora mismo un interrogante, con Cinemax pidiendo a los creadores información sobre dónde podría ir la historia ahora y Steven Soderbergh anunciando planes ideales que como muy pronto nos devolverían el proyecto a la pantalla en 2017. Ojalá veamos una tercera entrega de esta grandiosa creación, verdaderamente única en su especie, y que nos ha dejado clamando por más y más.

lunes, 18 de enero de 2016

FARGO Reinventado (Series)


Cómo hacer un cóctel de tempo y superviviencia

crítica de Fargo | Segunda temporada.

«Humor, violencia y originalidad suicida. Un constante de ingenio y carisma, que solo se puede hacer desde la mayor de las seguridades».


Kirsten Dunst en Fargo 2
Esta es la historia de una tragedia americana. Una que aconteció en 1979, en un momento donde los hombres y las mujeres experimentaban cambios. Ellos volvían de la Guerra de Vietnam, y ellas querían una autonomía que era suya por derecho. Y en ese periodo ha decidido ambientar Noah Hawley la segunda temporada de Fargo, y la gran noticia, la que todos esperábamos, es que lo ha vuelto a hacer.
La temporada, que se puede ver como una gigantesca precuela de la primera, es estupenda. Un prodigio de estilo, humor, violencia y originalidad. Un alarde constante de ingenio y carisma, que solo se puede hacer desde la mayor de las seguridades pero también con un impulso algo suicida. Si su predecesora se inspiraba fundamentalmente del film homónimo de 1996, en esta ocasión el creador ha decidido canalizar el espíritu del cine de Joel & Ethan Coen en una trama que no solo sigue homenajeando la película Fargo, sino también Muerte entre las flores (Miller`s Crossing, 1990), El hombre que nunca estuvo allí (The Man Who Wasn`t There, 2001), No es país para viejos (No Country For Old Men, 2007) o Quemar después de leer (Burn After Reading, 2008), solo por decir los referentes más obvios. La trama nos lleva esta vez al desarrollo de la llamada Masacre de Sioux Falls, donde el enfrentamiento entre la familia Gerhardt y la mafia de Kansas City tuvo en su centro al peculiar matrimonio Bloomquist y a las apariciones de algunos objetos voladores no identificados, dejando un considerable reguero de cuerpos y manchas de sangre. En medio de todo y en el lado de la ley está la familia Solverson, nuestro nexo más directo con la primera temporada, y que por jurisdicción e instinto va a ser parte investigadora del caso. A Lou le da vida en su juventud un estupendo Patrick Wilson, nominado al Globo de Oro, y conoceremos a su esposa Betsy, madre de Molly y enferma de cáncer, y a su suegro Hank, de quién pudo haber aprendido sus estupendas dotes de policía.

El mayor mérito de Hawley y su equipo es el de crear vida y una historia factible cuando su construcción es tan artificial, cuando los referentes importan tanto a la hora de componer los episodios. Requiere un talento especial como narrador el hacer esto, y está claro que Hawley lo tiene, de ahí que todo tenga cabida en su Fargo (desde una narración omnisciente a cargo de Martin Freeman hasta una premonición certera de Betsy que se materializa para deleite de la audiencia fiel). Todo este artificio para hablar en realidad de temas eternos, de hombres y mujeres diseccionados hasta los sentimientos más elementales y de la idiosincrasia de un país y en concreto de una región que parece regirse por reglas muy particulares. 
La gran novedad de estas entregas es la apuesta por la coralidad de una historia que sucede en múltiples frentes, más o menos conectados pero tocados todos por el carisma de unos diálogos para enmarcar y unas interpretaciones sensacionales. Humor y gravedad que bailan con una facilidad pasmosa escena tras escena, en una operación donde no sobra nada y todos los elementos están bien usados. Y como ya ha pasado, existe algún que otro personaje que acaba destacando casi por méritos propios, al producirse la acertada simbiosis entre un gran intérprete y un material de altura. Si de la primera temporada es difícil olvidar a Lorne Malvo o Molly Solverson, aquí son Peggy Bloomquist o Mike Milligan los que dejan un mejor recuerdo, debido en gran parte al talento de la también nominada al Globo de Oro Kirsten Dunst –que está sensacional en un personaje nada fácil, que le pide actuar con cada célula de su ser– y de Bokeem Woodbine, en auténtico estado de gracia. Pero nadie desmerece en un desfile de criaturas algo tocadas que dejan una impresión, como mínimo, a recordar. También se puede apuntar, aunque sucede muy poco, que en ese querer cimentar el carisma se cae en la verbosidad más redundante, y pasamos de estar en el mundo de los Coen a estar, digamos, en una cinta de Quentin Tarantino. No es que sea algo malo de por sí, pero si sucede varias veces en un mismo episodio el espectador puede acabar más harto que encantado. Peccata minuta en realidad, pero arruina lo cerca que está la serie de la perfección.


Fargo, Season 2
Ted Danson en Fargo 2
Porque Fargo está tan bien ensamblada que no se puede despiezar, pues resulta de lo más complicado separar entre capítulos e historias porque todo se retrotrae y se referencia a sí mismo, en una progresiva escalada tocada por el fatalismo desde que se produce la primera muerte. El azar, el ego, la soberbia, el frío, el deseo o el amor son los elementos con los que sus responsables juegan para armar un puzle que depara grandes momentos unidos a profundas reflexiones sobre la existencia humana. Y jugar es la palabra clave para entender mejor esta ficción, ya que las expectativas creadas tienen tanta importancia como el resultado final. A Hawley le encanta regordearse en la anticipación, saborea las dilataciones de tiempos y acciones (todo el capítulo que acontece en la cabaña de los Bloomquist) y lo mejor es que cuando finalmente ejecuta lo que venía armando con mimo y paciencia, siempre está a la altura.

La imprevisibilidad es la gran baza de los responsables de Fargo (nominada de nuevo al Globo de Oro como Mejor serie limitada, tras ganar el año pasado), que con su talento de contadores de historias pueden meter en este sofisticado cajón de sastre que es la voz autoral de los hermanos Coen lo que quieran y producir algo muy especial. Esta operación tiene su componente de riesgo y hasta un punto de altivez, ya que ahí es nada calzarse esos legendarios zapatos y ponerse a andar en ellos durante una decena de episodios, pero lo que importa al fin y al cabo es ese resultado final, uno que merece (y mucho) la pena.

Lo contado aquí es una historia criminal que experimentan unos personajes marcados por diversas guerras, que rezuma humanidad (luminosa y tenebrosa) por los cuatro costados, y que se dice adiós con calibradas dosis de justicia (real y cósmica) que nos recuerdan que en el mundo sigue habiendo buenos y malos, que en el fondo lo que importa puede ser tan simple como el calor de un gesto para sobrellevar nuestra existencia.

Trailer Fargo

martes, 4 de agosto de 2015

Falta promoción del audiovisual nacional (Por qué el cine español no tirunfa en el extranjero)



Por qué el cine español fracasa en el extranjero. 
 
Durante mucho tiempo los Festivales de Cannes, Berlín y Venecia fueron escaparates del cine español. Carlos Saura, Víctor Erice y Pedro Almodóvar deben su prestigio mundial a estos certámenes. Berlín y Venecia han coronado a nuestros directores: Trueba, Bigas Luna, Martínez Lázaro, Gutiérrez Aragón, Camus, Villaronga, Amenábar, etc. Pero desde hace algunos años la presencia de cineastas españoles en los grandes festivales se reduce a apariciones en secciones paralelas o a la presencia aislada en alguna obra extranjera.  
Pedro Almodovar

¿Se debe a que ahora hacemos peores películas que en el siglo pasado? ¿Es desinterés de los festivales extranjeros por el cine español? ¿No interesa España? ¿Quizás falta una adecuada promoción exterior a nuestro cine?
De todo un poco. Estamos haciendo películas sin gran interés para los festivales internacionales, donde los factores que cuentan son la profundidad temática, la innovación formal y la presencia de grandes estrellas. Los festivales conocen la vulgaridad de nuestro cine por las informaciones que reciben de sus "ojeadores", que sólo juzgan lo que se estrena en salas. El ICAA, organismo encargado de su promoción, no hace absolutamente nada por atraer el interés de los programadores por las películas ‘más innovadoras’.
Fotograma película "Lo Imposible"
Tenemos un organización elefantíasica para tan poquísimo resultado, y un sistema enrevesado, hipertrofiado y clientelista de subvenciones que no funciona para nada. Seguimos contando hisotrias que no interesan o la misma historia de siempre, Hay que ser mucho más valientes y lanzarse de una vez sin complejos ni endogamias a hacer el cine que tenemos que hacer, grande profundo e innovador y crear una forma de financiación espontanea y dinámica para nuestro cine comercial.
El festival más favorable para el cine español ha sido siempre Berlín. En los setenta competimos con cinco películas, en los ochenta con doce y en los noventa con veinte; pero en la década pasada fueron solo ocho filmes, y en las últimas seis ediciones sólo ha competido una película de autor español (además de cuatro coproducciones dirigidas por extranjeros). Estos datos indican por dónde navega el cine español desde que fue abandonado en manos de los operadores de televisión.
Los países interesados en su industria audiovisual participan en mercados y festivales internacionales con organismos oficiales, ministerios, Film Commissions, empresas y agentes culturales activos... Pero la pasividad, el desinterés y la ignorancia del ICAA es tal que sería preferible que desapareciera, o al menos su departamento de promoción. Hoy día el cine español, al igual que España, son fenómenos ignorados por la mayoría de los países del mundo.


Un país ignorado
España ha dejado de ser noticia. La última vez que se supo de ella fue cuando estuvimos a punto de quebrar y nuestra prima de riesgo alcanzó los 649 puntos. Tanto esa mala noticia como los repetidos escándalos nos hicieron encadenar varias portadas en el New York Times, pero en los últimos cuatro años no interesan más que los goles del Real Madrid y el Barcelona. No estamos en el “ajo”.
La pasividad, el desinterés y la ignorancia del ICAA es tal que sería preferible que desapareciera
Hemos vuelto a ser un país de emigrantes... eso sí, cualificados. Cineastas en Hollywood, arquitectos e ingenieros en Sudamérica y los desiertos africanos…

Fotograma palícula "Fuga de Cerebros"
Necesitamos una política cultural que estimule la productividad. Y un Gobierno comprometido con iniciativas de calidad, exportables, que den valor a España como país.
El desinterés de los últimos Gobiernos ha dejado la política cinematográfica en manos de las cadenas de televisión, negocios privados interesados exclusivamente en invertir de la manera más rentable posible para sus intereses, cumpliendo escasamente con la ley… A las televisiones les interesan sus programaciones, sus deducciones fiscales, la promoción de sus talentos, los caprichos de sus consejeros delegados... Nada de esto tiene que ver con el cine como industria cultural. El Gobierno y las cadenas de televisión han convertido a los productores españoles en meros directores de producción, cuando no en simples mercenarios.


viernes, 10 de julio de 2015

“Egoclasta” *crítica experimental



No es nada nuevo que las redes sociales On line están cambiando muchos de los usos y costumbres, en la manera de relacionarse, que hasta ahora habían sido inamovibles, y desde luego como no podía ser de otra manera esto influye también de una curiosa  manera en nuevos formatos de difusión visual que hacen saltar por lo aires, para bien o para mal, el Status Quo que existía hasta ahora en la forma y manera de hacernos digerir la imagen en movimiento. Lo cual desde un punto de vista democrático y experimental nos parece apasionante, al fin tenemos una buena oportunidad de universalizar la cultura.



Uno de estos nuevos formatos creados y alimentados a través de las redes sociales es el Book Trailer.

Hasta hace nada no cualquier editor o escritor imaginaría con disponer de un soporte digital para promocionar su obra de manera tan viral.



Nuestra vitalista compañera de Videoartistas Asociados   Bárbara Domínguez  nos trae el Book Trailer – Experimental    “Egoclasta” inspirado en el Poemario del mismo nombre del Poeta Iván Suárez.



Como pieza a analizar “Egoclasta” se descubre una creación con un montaje rápido, una sucesión de relativamente impactantes imágenes sobre un texto suave y susurrante, contraste que causa un curioso efecto desasosegante en el espectador. En cuanto al elemento técnico se demuestra muy correcto y limpio, utilizando recursos como la superposición de planos y el entramado de colores que en ocasiones puede antojársenos algo abigarrado, quizás esto también contribuye a ese barroquismo de la pieza.



La construcción colorimétrica se antoja elegante, aunque la fotografía elegida casi raya, en cierta manera, la composición ortodoxa de una promoción y el conjunto de la carencia o flujo de todos estos elementos la hace casi caer en una composición más tradicinal que finalmente, y por muy poco, consigue salvarse, siendo definitivamente una composición experimental que cumple su función, que al tratarse de la promoción de un libro de poesía la aleja definitivamente del convencionalismo.



Bárbara nos muestra la tortuosa existencia del ser frente al entorno, tomando como base el estudio científico de ese gran desconocido que es el cerebro humano, pozo oscuro, víctima de mil experimentaciones cotidianas que nos hacen sentir el dolor y el gozo de la existencia.
 
Fotograma de Egoclasta

Egoclasta es ciencia, mística y existencia. La cuenta atrás de un mono loco que se empeña en la creencia de que existe un sentido para la vida sobre un planeta que visto desde fuera no es ya experimental, si no surrealista y cada vez más bizarro.

Sin lugar a dudas.




                                                           EGOCLÁSTA (Poemario de Iván Suárez)



Quiénes están 

tántricos o tomillosos 

quiénes son por sí solos 

muletas o paracetamol

quiénes auxilian 

sin necesidad de elixir 

y salvan sin pretexto de aliviar 

quiénes noquean con un crochet de iris

o quiénes con una sola mueca

calman cualquier mal 

quiénes saben sin vanidad 

y lo dan todo sin afán alguno de tenencia. 

(Iván Suarez)



Bárbara Domínguez:

Bárbara Domínguez
A parte de su labor de investigación y profundización en la vanguardia de la narrativa experimental audiovisual, la fotógrafa y videoartista madrileña Bárbara Domiguez es socia fundadora de Videoartistas Asociados desde su creación, donde además de contribuir en su línea de desarrollo estratégico realiza labores técnicas y de organización.
Bárbara además es responsable del Departamento de audiovisuales y comunicación de la Fundación Lesionado Medular. Además de una magnifica compañera y una gran persona.















_______________________________________________________________________Ángel Quirós




jueves, 14 de mayo de 2015

“Living Claudia” *crítica experimental



PIEZA 3. Living Claudia: El psicópata de los recortes.
VIDEOARTISTA Pachi Santiago
DURACIÓN 3’


Living Claudia en la muestra abierta de Videoartistas Asociados


SINOPSIS Vídeo perteneciente al proyecto “Copying Claudia” en el que en primera persona copio a la modelo alemana Claudia Schiffer. Entre el terror, el humor y al más puro estilo “Frankenstein” un “fashion psicópata” (yo mismo) decide clonar a la supermodelo utilizando para ello su propia imagen. Para conseguirlo usa a su favor un cierto parecido físico, unas tijeras y muchas fotos, creando así la unión perfecta entre si mismo y la supermodelo. (Pachi Santiago)


A la XX muestra de Videoartistas Asociados nos llega la lúcida y llena de oportunidad propuesta del asturiano de origen Pachi  Santiago titulada Linving Claudia, de la serie (Copying Claudia). 

El reconocido ya videoartista nos sumerge en su mundo de similitudes construidas con la musa del máximo exponente  Fashion Pop de los noventa, Claudia Schiffer. Musa de toda una generación y mito viviente del éxito teutón genético universal.

Podemos definir “Living Claudia” como un Vídeo Collage, en el que el propio Patchi se integra de manera Velazquiana convirtiendo a nuestra querida Claudia en una contemporánea menina, remedo de si misma. Pachi se transfigura o trasviste casi a la perfección de Claudia y se integra a modo de recortes de muñecas de manera magistral en la propia imagen.

Podemos definir “Living Claudia” como una pieza más narrativa que figurativa en la que partimos de premisas tales como el acoso y el mimetismo que causan determinadas celebrities sobre una sociedad cada vez más homogeneizada, menos reflexiva y más consumista, que se dedica a copiar y repetir cada vez menos variables vitales (reflexión muy subjetiva más mía que de Pachi)

Aparentemente Pachi nos tiende una trampa en "Linving Claudia", haciéndonos creer que la elección de Claudia ha sido al azar (aunque muy elocuentemente el nos explica lo contrario), la obviedad, en la que podemos caer muy fácilmente es que este azar no lo es tanto ya que la simetría estética que consigue Pachi en sus transfiguraciones nos lleva a pensar que la elección de Claudia no es casual si no que al revés esta elección es muy oportuna y muy a propósito….  Predisposición de la que salimos en cuanto analizamos un poco la obra de Pachi. Este mismo efecto lo consigue de manera brillantísima en otros trabajos suyos como (Copying Kurt) copiando a Kurt Cobain  o (Copying Greco) ídem de lo mismo, Patchi es una auténtico video camaleón.

A causa de esta temática elegida (ese culto a la personalidad del icono) y el estilo y, los recursos, música y montaje utilizados en “Living Claudia” nos hacen recordar y casi encontrar bajo la propia figura del autor al gran padre del pop Andy Warhol de cuya inspiración  sin lugar a dudas ha bebido  Patchi hasta hartarse, tanto que lo rezuma por todas partes.. . la imagen de Andy a mi entender, casi se hace patente en Pachi y tal vez también y solo tal vez en su forma de vida.

Pachi Santiago nos presenta en persona en la muestra abierta “Living Claudia”  de una manera magistral y muy bien argumentada tapando cualquier pequeña fisura que pudiéramos detectar con su locuacidad y experiencia ante el público. Así pues disfrutamos de un magnifico feedback (carente para mi pesar de un poco más de incisión) con el experimentado público que no asiste, si no que empieza a inundar la Fragua, mágico lugar que La Neomudejar nos brinda para las muestras, esta ya la número 20 que vivimos.



Según el propio Pachi 
Su propuesta reflexiona sobre la influencia de los iconos de la moda y el mundo de las copias con mucho sentido del humor.
A sus 42 años, la modelo alemana Claudia Schiffer sigue siendo una musa en el mundo de la moda y del arte. Además de inspirarse en ella, el artista Pachi Santiago se atreve a copiarla poniéndose en su lugar.
El resultado es 'Linving Claudia', un proyecto en el que, a partir de imágenes protagonizadas por la top, reflexiona sobre la influencia de los iconos de la moda y el poder de ser único en un mundo de copias. Una mezcla de humor, obsesión y admiración para hablar de la eterna relación del artista con su musa.



Ángel Quirós

viernes, 24 de abril de 2015

La Producción del Experimental: (I+D+ i de la producción cinematográfica en España)


En un momento en el que el sistema de subvenciones del Cine Español está colapsado por agotamiento, en un momento en el que se recorta sin prever como quedarán las costuras, (dícese de la falta de una ley de incentivos fiscales que haga atractiva a la empresa  privada invertir en el audiovisual español).  El sistema de producción del cine independiente y en este caso del Cine experimental se yergue potente como una herramienta para no caer en la parálisis del cine en este país.


Aviso:  Seguimos produciendo como lo hemos hecho siempre, sin coberturas estatales, sin apoyos institucionales, con una distribución alternativa, siempre buscando nuevas maneras de explotación, pero esta vez sin complejos y convirtiéndonos en un polo de atracción para todo aquél, que por encima de todo se aleja de los suaves y cómodos almidones de la subvenciones  ya dadas por perdidas y que tras mil reformas se convirtió en sistema perverso, no subvencionando lo que debería ser subvencionable si no solo a lo que era viable y alejando de esta manera a la inversión privada de la industria cinematográfica de nuestro país… 

Proyección de producción experimental en "La Neomudeja de Atocha"

No confundir cine experimental con independiente, ya que un proyecto independiente no tiene porqué ser experimental, sobre todo si definimos el término experimental como el que profundiza en la investigación narrativa. Si podemos definir al cine independiente como experimental (alternativo) por su producción, su distribución o su explotación, y alternativo no debemos comprenderlo tampoco como pobre o amateur, si no como eso, como la búsqueda de una alternativa a los circuitos convencionales que ahora, por desgracia, se nos hace obligatoria, ese es el I+D en que debemos centrarnos.


¿Y cómo se consigue que la producción del experimental, del videoarte, o del cine independiente se convierta en una alternativa viable?
-Con el proyecto, teniendo muy en cuenta la sensibilidad del creador, no intentando supeditar su objetivo creativo a objetivos comerciales, ese es realmente el gran capital del cine experimental y una vez teniendo claro esto avanzando en conseguir el objetivo con acuerdos, intercambios, permutas y todas aquellas opciones que nos hagan conseguir lo que necesitamos.
-Con el equipo, haciéndole partícipe de un proyecto artístico que les haga crecer y le suponga  un reto creativo.
-Con los proveedores, nunca engañándoles y haciéndoles saber con quien y como están colaborando, y siempre intentado cubrir costes y tener la seria intención de hacerlo lo más rentable posible.
-Con los partners o inversores, haciéndoles partícipes también del proyecto y pegando su nombre o marca a proyectos artísticos ilusionantes y con gran valor de comunicación e influencia pública. Hay muchas empresas que están deseando colaborar con nosotros pero que no saben como hacerlo o que han tenido malas experiencias con administraciones fiscales y tributarias.
-Con las vías de distribución y explotación, encontrando, otras formas de que nuestra obras se den a conocer intentando, en todo momento, respetar la cadena de valor que ahora se nos antoja tan perdida pero que sin lugar a dudas acabaremos encontrando.
-Con el público, ofreciéndoles proyectos diferentes, nunca tomándoles el pelo con plantillas mil veces usadas y que no ofrecen nada nuevo, no ofreciéndoles mil veces la misma película con diferentes caras.

Debemos seguir presionando para reordenar el sistema de registros y subvenciones haciendo que respondan a la nueva realidad y que se conviertan en vías que posibiliten el acceso de los creadores a nuevas formas y maneras de contar las historias que nos interesa contar no la que nos obligan a fabricar.
Debemos en definitiva trabajar intensamente y empezar coser todo lo que están recortando y debemos hacerlo ya.

  








(Ángel Quirós)
Artículo publicado en la Revista (Academia) del cine español en noviembre de 2014.
http://www.academiadecine.com/descargas/publicaciones/HTML_204/index.html#/16/